Thursday, February 15, 2007

DIARIO DE UN SUICIDA CLASEMEDIERO II

Sin algún plan en mente, me atrapó la idea de mirar la televisión sin afán crítico, tratando de suavizar momentáneamente la inercia de los días. Los medios siempre me han parecido el alimento perfecto de los asesinos seriales. Su involuntario humor, su mediocre estrategia y sus predecibles formas manipulatorias son dignas características de los criminales mas peligrosos. Un tipo con los ojos desorbitados y asfixiante voz, mostraba imágenes de supuestas naves espaciales, argumentando que se trataba de seres " inteligentes ", provenientes de otros mundos. El sujeto aseguraba tener pruebas contundentes de que los extraterrestres están entre nosotros, y hacía una invitación a observar el cielo de manera periódica y demás burdos clichés. Realmente, si fuesen tan inteligentes, no perderían su tiempo, visitando este imbécil planeta. En condiciones normales, hubiese escupido el monitor, pero algo me decía que debía ser paciente y moderar paulatinamente mis actitudes nihilistas. - La Nada se parece mas a la soberbia que al desencanto -.
Decidí cambiar de canal en busca de opciones mas superficiales. Una mujer emocionada hasta las lágrimas, mencionaba la importancia de unas tabletas mágicas, ya que gracias a ellas, había bajado 11 kilos en 3 semanas, erradicando su penosa obesidad y en consecuencia; haber recuperado su devaluada autoestima. - SI LA ESTUPIDEZ SE MIDIERA EN GRAMOS, TODOS MORIRÍAMOS DE SOBREPESO -. Opté por apagar el aparato, y comprendí que la TV. no es solo un simple distractor, sino una compleja religión...
ERIK ROJAS

Saturday, February 10, 2007

... LA GUERRA SILENCIOSA ...

-¿Qué escribes???... Me han hecho cientos de veces esta ambigua pregunta. ¿Qué temas exploro, cómo desarrollo los contenidos y cuál es la psicología inmersa en mis textos? Sin ánimo de profundizar, respondo de manera sencilla:"solo escribo historias de desencanto". A pesar de ser una respuesta corta, si resulta convincente, ya que la gente inmediatamente cambia de tema, y comienza a cuestionarme sobre qué signo zodiacal soy o cuál es mi comida favorita. Definitivamente, escribo desencanto. En otras palabras, disecciono el cuerpo inerte de la Realidad. Su peso infinito. He aquí, algunas razones por las que tengo este anacrónico vicio:
a) Escribo para no ahogarme entre las letras. Uso el salvavidas de la insensatez.
b) Escribo para darle respiración de boca a boca a mi memoria, (aunque nunca aprendí de primeros auxilios).
c) Escribo para demoler las ruinas secretas de la razón.
d) Escribo para difuminar la guerra silenciosa. Temiendo un toque de queda en la capital de mi introspección.
Indudablemente, estas respuestas serían más claras y contundentes. Sin embargo, el entendimiento no es universal.
-Mi signo es...
ERIK ROJAS

¿¿¿ EL DERECHO A ASESINAR ???

A todas luces mi planteamiento se escuchaba descabellado. Carecía de humanismo, civilidad, razonamiento; y rayaba en lo primitivo y mezquino. En ese instante, la discusión terminaba súbitamente y en el ambiente comprobábamos el peso ¿incómodo? del silencio. Es decir, nos estrellamos contra la"calidad cínica de la Nada". Después de hablar sobre política, cuestiones laborales, desequilibrios amorosos, y demás trivialidades clasemedieras, surgió un tema a petición mía: el derecho a asesinar. Momentos de pesadumbre colectiva. El proceso del pensamiento humano es bastante azaroso, principalmente cuando las conversaciones dan un giro inesperado. Cuando se desprenden de la insana mediatización.
-¿Derecho a asesinar? ¿De qué demonios estás hablando? Fue la frase que aniquiló el silencio. Nada nuevo bajo el sol. Gente con la que compartes todo. Palabras, risas, estupidez. Excepto, esa mágica y extraña angustia que rompe los días.
-Así es. En vez de enfrascarnos en ridículas discusiones sobre la paz mundial, el desarme nuclear y demás incongruencias universales que nunca estarán en nuestras manos, me gustaría saber que opinan de este anhelo recurrente en mi vida. Sería increíble que a lo largo de nuestra existencia, tuviéramos el derecho a matar a tres personas. ¿No son muchas o sí?
-¡Estás loco! ¿Cómo se te ocurre pensar semejante cosa? Nadie tiene derecho a quitarle la vida a otra persona. ¿Quién eres tú, para decidir si alguien vive o muere?
Detesto tanto a los "clichés", como a la gente que los utiliza. ¿Cuántas horas habré desperdiciado en dialogar con actores de una película que no tiene fin? No tuve mas remedio que esfumarme de ese anodino debate y reflexionar fríamente sobre el tema.
Aunque el riesgo de estar entre los muertos sería considerablemente alto, mi postura no ha cambiado, salvo que ahora pienso que tres personas se me hacen pocas para tal deseo.
ERIK ROJAS