Tuesday, September 02, 2014

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Erik C. pretendía descifrar lo fijo en lo absoluto. Su inexacto caminar, su debilidad por lo ausente y su obsesión por lo inmediato, definían su existencia. El Tiempo certero, demolido, austero. La perfecta fusión entre lo infinito y lo olvidable...(1). Su obsesión por el paraíso del caos no cedía. Esa insensata manía de tejer los días con hilos de soberbia entre la aguja del desencanto. Demasiada información, flojera incontenible. Desatinos prolongados. El querer hablar, escribir, pensar lo suficiente, más no lo necesario...(2). Matizar las horas, dominar los engranes, esculpir las manecillas. Utilizar los verbos de forma arbitraria y cursi. Demonios. ¿ Por qué el inventor de los relojes, no figura entre las personas más detestables ? Preguntas tontas, respuestas nulas...(3). Reducir el vacío, multiplicar los pensamientos. Fórmula improbable. Química fortuita dentro de un cuerpo físico deficiente. Karma, según la odiosa lógica. Temblores en las comisuras de los dedos. Deseo de tsunami en las comisuras de los labios. Colesterol elevado en los ductos del corazón. Triglicéridos alojados en el mar de la memoria...(4). Pedir recipientes para envasar el insomnio, aparatejos eficientes para medir la no calma ( ansiómetros ), amplificadores voluminosos, inservibles y perfectos. Aventar al Cielo, el globo de la inocencia. Días complejos, donde el juguete es uno, preso en las orejas de un elefante...(5).

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